lunes, 17 de octubre de 2022

 OSTEOARTRITIS


La principal causa de dolor articular en el mundo



Según la OMS para el año 2020 más de 570 millones de personas padecían de Osteoartritis (Artrosis), siendo esta la enfermedad articular más frecuente, la principal causa de artritis y la causa más común de dolor articular a nivel mundial. La misma afecta a casi el 50% de la población mayor de 60 años, y el 30% de ellos terminará sufriendo algún grado de discapacidad o incapacidad.


La Osteoartritis es una enfermedad articular por lo general de progresión lenta y que suele afectar a individuos de mediana o avanzada edad. El Signo patológico propio de la enfermedad es la pérdida del cartílago hialino de la articulación, sin embargo, limitarla a esto es insuficiente ya que realmente termina por afectar o debilitar todos los componentes articulares, como lo son el hueso, los tendones, músculos, membrana sinovial y cápsula articular.





Por todo esto nos pasearemos por algunos puntos que nos ayudarán a comprender mejor esta entidad, tales como:


  • ¿Qué factores favorecen su aparición?

  • ¿Qué articulaciones se afectan con más frecuencia?

  • ¿Cómo es el dolor típico y cómo diferenciarlo de otras causas de dolor?

  • ¿Cómo podemos tratarla?



FACTORES DE RIESGO


Para que una persona o más específicamente una articulación sea susceptible de desarrollar osteoartritis, deben existir factores extrínsecos a la articulación, factores propios o intrínsecos a la articulación y/o factores relacionados con el uso, carga que debe soportar dicha articulación.


Factores Extra-articulares


  • Edad: aquí encontramos a la edad o más bien al envejecimiento como el factor más importante. Resulta extremadamente raro encontrar personas menores de 40 años con síntomas y/o radiología sugestiva de artrosis, sin embargo hasta el 50% de los mayores de 70 años presentan signos radiológicos y el 30% desarrolla síntomas.

  • Sexo: Esta es una condición que puede afectar tanto a hombres como a mujeres, sin embargo, estas ultimas tienen un riesgo mayor de presentarla, encontrandose 2 mujeres afectadas por cada hombre.

  • Herencia: factores genéticos o las etnias se han tratado de relacionar con esta enfermedad y aunque se han encontrado algunas asociaciones como es el caso de la transmisibilidad de algunos genes con la artrosis en las manos, o la artrosis de cadera en hombres caucasicos, o la artrosis de rodilla en población china o afroamericana, ninguna de estas asociaciones ha sido confirmada ni han demostrado tener mayor importancia que el propio envejecimiento.



Factores Intrínsecos

 

  • Daño previo articular: Lesiones articulares como las producidas en traumatismos, durante la realización de deportes o posterior a infecciones entre otras causas, pueden producir cambios anatómicos y de la mecánica del movimiento que podrían favorecer el desarrollo de artrosis.

  • Debilidad articular: La debilidad o el desgarro de músculos, tendones, ligamentos y/o demás estructuras que protegen o forman parte de la articulación también pueden intervenir en la génesis de la artrosis.

  • Alineación defectuosa de las articulaciones: Esto ocurre con frecuencia a nivel de las rodillas en el Varo o Valgo de las mismas (lo que solemos llamar rodillas en arco o en “X” respectivamente) y generan una distribución desigual de las cargas sobre las articulaciones que puede favorecer la aparición de artrosis.




  • Deficiencias en la sensibilidad: Es de mencionar que el cartílago como tal no posee sensibilidad, por lo que la lesión del mismo no genera dolor hasta que se encuentran comprometidas otras estructuras. Además que la transmisión nerviosa se puede ver afectada con la edad. Ambos factores podrían favorecer el desarrollo de lesiones y el posterior desarrollo de osteoartritis.



Factores relacionados con el Uso (Carga)


  • Obesidad: Por mucho después de la edad este representa el factor más importante, ya que un aumento de peso en una unidad transmite hasta 6 veces ese valor a las articulaciones como la rodilla cuando el individuo se encuentra de pie. El peso representa un factor más importante en mujeres que en hombres y es un elemento difícil de controlar y que la osteoartritis conlleva a un aumento de la inactividad que a su vez favorece a más sobrepeso, entrando así a un círculo vicioso.

  • Uso repetitivo: El uso repetitivo de una articulación como ocurre en profesiones como la agricultura o la minería, o en algunas actividades deportivas o recreativas pueden favorecer el desarrollo de artrosis en especial en articulaciones previamente lesionadas.




ARTICULACIONES MÁS AFECTADAS


La artrosis puede afectar en teoría a cualquier articulación con cápsula sinovial, sin embargo existen algunas que son notablemente afectadas con mayor frecuencia, tales como:

  • La rodilla: En donde representa la causa más frecuente de dolor.

  • La cadera: La cual se afecta con frecuencia en hombres caucasicos o al menos en un tercio de las personas con artrosis de rodilla o alineación defectuosa de las mismas.

  • La columna vertebral: Siendo la región cervical y lumbar las más afectadas.

  • Las manos: muy especialmente las articulaciones de los dedos (interfalángicas) y la base del pulgar.

  • Pie: Específicamente la base del primer dedo (1era metatarsofalángica).





Es de recalcar que se respetan articulaciones como la de la muñeca, codo, hombro y el tobillo, lo que resulta importante para diferenciar a la artrosis con otras causas de artritis y dolor articular como por ejemplo en la artritis reumatoidea, en la cual no se compromete la columna vertebral pero si la muñeca, el codo y/o el hombro. Además es sumamente característico que la artritis reumatoidea afecta la muñeca y las articulaciones metacarpofalángicas (uniones de los dedos a las manos), y a nivel del pie todas todas las articulaciones metatarsofalángicas (uniones de los dedos al pie).





CARACTERÍSTICAS DEL DOLOR


En cuanto a las características del dolor, debemos decir que el dolor de la artrosis se engloba dentro de lo que en medicina llamamos un dolor de tipo mecánico, el cual se caracteriza por:


  • Aparece y se exacerba con la actividad.

  • Mejora con el reposo.

  • Aparece en forma súbita o repentina.

  • No despierta al paciente pero puede dificultar el inicio del sueño.

  • Puede presentar rigidez matutina pero suele durar menos de 30 min.

  • La tumefacción de la articulación no suele ser un rasgo tan característico.

  • No hay por lo general síntomas sistémicos.


Esto debemos diferenciarlo del dolor de tipo inflamatorio, típico de entre otras enfermedades de la artritis reumatoidea, el cual suele ser un dolor que aparece en reposo y mejora con la actividad, aparece lenta y progresivamente, en donde la rigidez matutina de las articulaciones es característicamente mayor de 1 hora, que suele despertar a los pacientes durante la noche y en donde la tumefacción articular y los síntomas sistémicos están presentes con frecuencia.



DIAGNÓSTICO


El diagnóstico se basa principalmente en la clínica que hemos ya tratado y la radiología, ya que no existen pruebas hematológicas específicas para tal fin, al punto de que la realización de pruebas de sangre en forma sistemática en pacientes con artrosis no está indicada.


En cuanto a la radiología hay que mencionar que existen signos radiológicos sugestivos de que se presenta artrosis en una articulación, sin embargo, la misma no siempre es concordante con la clínica del paciente, en el sentido de que en muchas ocasiones la clínica es mucho más severa de lo que los rayos X simples pueden aparentar, y esto seguramente es a consecuencia de que muchas de las estructuras que se pueden afectar en la artrosis como los tendones, músculos y cápsula articular no son visibles a en una rayos X. En ese sentido la realización de una Resonancia Magnética de la articulación nos podría aportar más información sobre dichos componentes articulares. A pesar de esto último hay que aclarar que la realización de una resonancia magnética está reservada para casos específicos y no es parte rutinaria de la evaluación de todo paciente con síntomas de artrosis.


Por último podemos mencionar la realización de punciones para el estudio de líquido articular, la cual puede resultar de mucha utilidad sobre todo en el descarte de otras enfermedades inflamatorias de la articulación o en procesos infecciosos.



TRATAMIENTO

 

Lo enfocaremos desde dos puntos de vista. El tratamiento no farmacológico y el farmacológico.


No Farmacológico:


  • Pérdida de Peso: Este representa probablemente el punto más importante dentro de la terapéutica. La pérdida de 10 libras (aprox. 4,5 kilos) en un período tan largo como 10 años, disminuye hasta en un 50% la probabilidad de desarrollar osteoartritis y disminuye los síntomas en aquellos que ya la sufren.

  • Ejercicio: Se tienen las mismas consideraciones con respecto a este punto, ya que la práctica del ejercicio, y el fortalecimiento de los músculos y demás estructuras que forman parte de la articulación y/o que la rodean y protegen, reduce la probabilidad de lesiones, de desarrollar artrosis, mejora la mecánica articular y puede hasta mejorar los síntomas. En este punto un médico especialista en medicina física y rehabilitación juega un rol fundamental, y que él mismo determinará el grado de lesión de una articulación, así como la carga y el tipo de ejercicio apropiado en cada caso.

  • Terapias Alternativas: El uso de tinas o aguas termales, los masajes y/o otras técnicas como la acupuntura, han demostrado en algunos pacientes la disminución del dolor en forma aguda, sin embargo no existe suficiente evidencia que demuestre su efectividad a mediano y largo plazo, por lo cual no forman parte indispensable de la terapéutica recomendada.

  • Cirugía: Las misma puede ir desde una artroscopia mínimamente invasiva con limpieza y/o desbridamiento, hasta un reemplazo total de la articulación. Los resultados son controversiales porque en muchas ocasiones los pacientes no refieren mejoría de los síntomas, por lo que la opción quirúrgica se reserva para casos avanzados y debe evaluarse en función de cada paciente.

Tratamiento Farmacológico:


  • Analgesicos: representan el punto central de la terapéutica, la cual se enfoca en gran medida en el alivio del dolor. Medicamentos como el paracetamol, AINES (como el ibuprofeno, ketoprofeno o diclofenac), o inhibidores de la COX2 (Celecoxib) son utilizados con bastante éxito para disminuir el dolor y la inflamación, sin evitar que la enfermedad progrese. Hay que mencionar que el uso prolongado de estos medicamentos y a dosis altas, genera con frecuencia problemas por lo general asociados a la esfera gastrointestinal (gastritis y/o hemorragias digestivas superiores), y en casos más severo pueden a llegar a generar incluso daño hepático y/o renal.

  • Infiltración intraarticular: El uso de glucocorticoides y Ácido Hialurónico a nivel intraarticular alivia los síntomas en forma transitoria pero tampoco disminuye la progresión de la enfermedad.

  • Duloxetina: Este medicamento ha sido aprobado para el tratamiento del dolor articular crónico, con resultados en ocasiones favorables y en otros no tanto.

  • Glucosamina y Condroitina: Su uso no tiene evidencia suficiente como para recomendar su uso en forma sistémica, sin embargo muchos los siguen recomendando como parte de la terapia.

  • Opiáceo: Fármacos como la Codeína o la Lidocaína se reservan para casos de dolor que no respondan a los analgesicos tradicionales pero de forma puntual, ya que su uso se asocia a dependencia farmacológica sin que mejore el pronóstico definitivo de la enfermedad.


En conclusión, vivimos en una sociedad con una expectativa de vida cada vez mayor, donde factores como la obesidad son cada vez más frecuentes y juegan un rol en la génesis de la osteoartritis, asi mismo la artrosis representa la principal causa de artritis y dolor articular, por lo cual el reconocimiento de sus síntomas resulta importante, asi como el control de peso y la realización de ejercicio representaran probablemente nuestra principal arma preventiva y terapéutica.



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